Un complemento esencial para el desarrollo cognitivo infantil, y eficaz para el autismo y el TDH.

¿Qué es el DHA?

Las siglas inglesas DHA se traducen como Ácido Docosahexaenoico, un ácido graso que forma parte de la familia Omega-3 y que imprescindible para el correcto desarrollo y funcionamiento del cerebro.

El Omega-3 tiene efectos tan beneficiosos sobre este órgano que todas las leches infantiles lo incluyen a él y al Omega-6). Ambos no sólo favorecen una circulación sanguínea más fluida que previene la enfermedad cardiovascular, sino que también son pieza clave en la membrana celular de todo el organismo. Es el “aceite motor” para el funcionamiento mental ágil.

El cerebro está compuesto en un 60% de grasa (en su mayoría ácidos grasos poliinsaturados) y el DHA destaca por su gran presencia. Sin embargo, nuestro cuerpo no es capaz de producirlo, por lo que la alimentación juega un papel clave en su obtención. La leche materna y el pescado azul (salmón, atún, caballa, sardina, trucha o boquerón) sobre todo, además del yogurt, el queso, la yema del huevo, el marisco (langosta o cangrejo), los frutos secos (nueces, almendras o castañas), las frutas (fresa, melón o kiwi) y verduras (coles de bruselas o lechuga), y semillas como la soja, el lino o la chía, son forma naturales de mantener nuestro nivel de DHA en niveles adecuados.

A pesar de esto, nuestro cuerpo sólo llega a sintetizar una cantidad pequeña de DHA procedente del omega-3 de aquellos alimentos. Además, se desaconseja tomar demasiado pescado azul por la gran presencia de metales pesados que se almacenan en los ganglios basales cerebrales, interfiriendo en el buen rendimiento de las vías neurológicas. Así, una forma eficiente y saludable de adquirir el DHA directamente sintetizado es ingerirlo como suplemento alimenticio, ya que tomar una cápsula diaria nos aporta más DHA que una ración de pescado y asegura un nivel óptimo para nuestra salud celular y neuronal.

¿Por qué es importante el DHA?

Este nutriente es necesario en cualquier momento de nuestra vida, tanto en el crecimiento y desarrollo como en la adultez y la regeneración.

  • Favorece el desarrollo cognitivo, al intervenir decisivamente en la formación de conexiones neuronales.
  • Previene alteración de las funciones cognitivas.
  • Controla la impulsividad.
  • Frena la aparición del Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad.
  • Disminuye la probabilidad de padecer alteraciones en el aprendizaje como la dislexia.
  • Reduce el riesgo de autismo.
  • Efectos beneficiosos en la depresión, las migrañas y otras enfermedades degenerativas como el Alzheimer, la Esquizofrenia o el Parkinson.
  • Asiste al sistema inmunitario.
  • Mejora la circulación y reduce el colesterol. Indicado también para el sobrepeso y la obesidad.
  • Promueve una respiración saludable.
  • Mantiene la salud de los tejidos visuales (retina).

¿Cómo influye el DHA en el autismo y en el TDAH?

Cuando no llega la cantidad suficiente de DHA al cerebro en el embarazo se producen trastornos del neurodesarrollo. Incluso si los niveles son normales, existe la posibilidad de que algunas mutaciones genéticas les corten el paso o afecten a su producción y/o distribución. Durante la primera infancia, el cerebro aún está desarrollándose y es el momento en que la densidad neuronal crece enormemente y, por ende, el número de conexiones sinápticas. Aquí, el DHA aparece como un compuesto imprescindible porque juega un papel central en el desarrollo adecuado en el niño de su inteligencia, afectividad, aprendizaje, funciones cognitivas, comportamiento, personalidad, etc.

En el caso del autismo, una dosis suficientemente elevada de DHA permitiría compensar el desequilibrio producido por sus alteraciones genéticas. El TDAH también se ha visto claramente beneficiado en una gran lista de experiencias y ensayos clínicos publicados, que hablan de grupos de niños cuya mejora en comportamiento, atención, afectividad y aprendizaje es ilusionante.

Las experiencias de tratamiento del TDAH y del Autismo con DHA combinado con la terapia y los fármacos están siendo muy positivas, eso sí, los resultados empiezan a ver las luz tras algunas semanas o, en algunos casos, meses.

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